Control y supervisión exigen en la renovación de la PNB

Feb 17, 2023 | 0 Comentarios

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21 de octubre de 2016

Sabrina Machado

Ya cumplieron con el primer proceso, desde hace tres semanas el presidente Nicolás Maduro tiene el diagnóstico realizado por 15 miembros de la comisión presidencial responsable de evaluar la actualidad de la Policía Nacional Bolivariana, integrantes que determinaron —de acuerdo con sus evaluaciones— en qué puntos se ha desviado el novel cuerpo policial en relación con los preceptos instaurados en su nacimiento, en el año 2008. 27 puntos fueron puestos en manos del Ejecutivo para su revisión, aprobación o corrección. 

Palabras como supervisión, control, filtros, desviaciones, formación son un común denominador entre los que integran el comité evaluador y los que observan desde afuera este proceso. La intención principal, anunciada por el Jefe de Estado, es retomar el proyecto inicial, el que se encuentra plasmado en los estudios de la Conarepol, comisión que bajo las órdenes de Hugo Chávez desnudó las debilidades de los cuerpos policiales del país. Corrupción y mala imagen fueron puestas sobre la mesa.

A pesar que dos de los miembros de la reciente comisión no ven como negativo el hecho que de que la policía que nació como el nuevo modelo policial sea objeto de una reestructuración en tan poco tiempo, otros sí consideran que este hecho constituye la admisión de un fracaso, como el criminólogo Keymer Ávila, quien blande los resultados de encuestas, donde se aprecia como negativa la actuación de este cuerpo policial, como prueba de su acotación.

Entre 15 y 20 mil funcionarios integran la PNB.

En siete años la PNB actúa en 79 municipios de siete estados del país. En este tiempo han sido formados entre 15 y 20 mil funcionarios, según Freddy Bernal y el diputado Ricardo Sánchez, respectivamente. No se conoce con precisión el número exacto de oficiales que integran el cuerpo. La formación y los filtros académicos también serán abordados en la reestructuración

No es un simple maquillaje. Es una reestructuración a fondo, devolverle la confianza que inicialmente tuvo nuestro pueblo hacia la Policía Nacional. Se basa en un proceso de depuración, de excluir a aquellos policías deshonestos, corruptos, que son la minoría, pero —sin duda alguna— su actuación afecta la imagen de la institución”, aseguró Sánchez, integrante de la comisión. 

El parlamentario considera que si ha ocurrido en estos siete años una desviación en cuanto a los principios establecidos por la Conarepol obedece a viejas costumbres que lograron enquistarse en el joven cuerpo policial y que oportunamente no fueron erradicadas por los llamados a controlar la actuación de los funcionarios. Asimismo aplaude cualquier revisión que permita “generar la sincronía perfecta entre el servicio policial con la demanda del servicio que pide la gente en la calle”.

“En el camino vemos que hay muchos vicios, asumimos funcionarios de la Policía Metropolitana, de las policías estadales, municipales y pareciera que esos vicios se han mantenido, por eso el proceso de depuración va a ser fundamental para erradicarlos de la policía moderna que aspiramos que sea la PNB”. Sánchez no informó sobre el número de funcionarios investigados por incurrir en violaciones de derechos humanos u otros delitos, ya que “en esta primera fase hay elementos de confidencialidad y sería irresponsable”.

Selección y supervisión deben reforzarse, según expertos.

“Estamos haciendo levantamiento, diagnóstico del 100% de los funcionarios, verificar su estatus y a partir de allí el que deba pasar a proceso de jubilación pasará a proceso de jubilación, el que tenga que excluirse será excluido. El funcionario que se ha apartado de la función policial tiene que ser excluido de la policía bolivariana. Hay un compromiso de todos”, afirmó, quien considera que en ocasiones los fiscales del Ministerio Público actúan “con saña en contra del funcionario policial, no así contra la delincuencia y la criminalidad que se expresa en las calles”.

Por su parte, el Ministerio Público —integrante de la comisión— realizó observaciones enfocadas en los temas éticos, de ingreso, los filtros necesarios con respecto a la formación del funcionario y la necesaria instrucción “profunda” en materia de derechos humanos. “La mayoría de las cosas que el MP asomó están vinculadas con el tema de la supervisión, en la necesidad de retomar la supervisión de los policías”, acotó la fuente.

Desde el organismo judicial hay preocupación, ya que en la Fiscalía están los expedientes de “muchísimos funcionarios” que han incurrido en algún tipo de delito. Aseguran que son la minoría pero —al mismo tiempo— destacan la necesidad de atajar las desviaciones; por eso aplauden la iniciativa del Ejecutivo. El interés fundamental es que los viejos esquemas policiales mueran y no se sigan filtrando en la PNB. Afirman que estos cambios se consiguen solo “si los que supervisan y dirigen son funcionarios que creen en los nuevos modelos, si vienen de un modelo antiguo no los van a asumir”, asegura el integrante.

Por tal motivo, para los especialistas es fundamental el tema de la formación, de la selección de los candidatos a policías, de los controles y la supervisión. Por ello rechazan las graduaciones masivas observadas hasta ahora, a su parecer, ya que esto debilita la estructura de control del propio organismo policial. Al mismo tiempo enfocan como principal motivo de fracaso de la PNB la hipertrofia policial que sufrió desde su nacimiento. 

La PNB integra el cuestionado operativo OLP.

El criminólogo Ávila rechaza la teoría infundada que asegura que el país está por debajo del nivel de policías por habitantes, de acuerdo con los estándares internacionales. “¡15 mil, 20 mil funcionarios en siete años! eso te dice mucho de cuáles fueron las prioridades y las formas en las que se hizo. Nos vendieron la cantidad de policías como un fenómeno de eficiencia, como un fenómeno de calidad. Ahí sí somos buenos productores, producimos policías”, indicó el profesor universitario.

“Hay que revisar, no seguir produciendo policías mal formados en tiempo exprés para mostrar una cifra, cuando en realidad eso se traduce en una hipertrofia policial que dificulta la supervisión, el control, la fiscalización de esos funcionarios que no solo no están bien formados, sino que además no tienen límites alguno en sus actuaciones. No hay controles en las líneas de mando, ni en las instituciones que deben velar por la actuación policial, ¿qué pasa con los excesos policiales, las arbitrariedades, con los tribunales penales, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía?, se pregunta el especialista.

Ávila lamenta que el organismo que estaba llamado a ser el nuevo modelo policial esté ocupando el puesto dejado por la Policía Metropolitana en materia de violación de derechos fundamentales. Incluso acota que en algunos barrios a la Policía Nacional la llaman la Policía Nació Mal. 

En este sentido, cuestiona hasta qué punto esta producción de policías mal formados, no supervisados, no controlados, sin ninguna responsabilidad por sus actuaciones termina más bien agravando los problemas de violencia institucional y delictiva que padecemos los ciudadanos. “Más que una reestructuración lo que se necesita es voluntad política e institucional para no seguir produciendo más policías, sacando policías a la calle mal formados y que cada institución juegue el rol que le corresponde y ponga coto a actuaciones policiales desmedidas”.

En tres años de mandato de Maduro se han presentado varios planes estratégicos en materia de revisión, entre ellos una revolución policial, y hasta los momentos se desconocen los alcances de los mismos. En este sentido, el criminólogo teme que se esté desmontando el brillante modelo policial estructurado por la Conarepol en el 2008.

Publicado originalmente en: Panorama

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