26 de junio de 2020
Keymer Ávila | @Keymer_Avila
Hoy contestamos la tercera pregunta del podcast de Nueva Sociedad “¿Qué pasa?” sobre cómo se organiza la violencia desde el Estado: ¿Qué son los colectivos?
Lo primero que hay que tener en cuenta cuando se habla sobre los colectivos es que se trata también de un término “cajón de sastre”, colectivo puede ser cualquier cosa que se le ocurra al opinólogo o al periodista de turno. En una acepción “colectivo” puede ser entendido como espacios de organizaciones sociales con actividades y objetivos muy diversos, pueden ser culturales, artísticos o políticos. En otro sentido, desde la retórica político-mediática del país se utiliza este término para cualquier civil armado que aparezca por allí.
Entonces, vamos por partes, hay organizaciones que tienen trabajos políticos y culturales de base con trabajos encomiables, éstas no deben confundirse con organizaciones político militares.
Hay, por otro lado, grupos minoritarios, cada vez más reducidos, muy heterogéneos, que se originaron en algunos barrios caraqueños a finales de los ochenta que le hacían frente a grupos delictivos, algunos de ellos se politizaron, se juntaron con viejos que venían de la lucha armada, y terminaron siendo simpatizantes del gobierno. Estos grupos desde el punto de vista simbólico tuvieron mucha visibilidad, especialmente en la coyuntura del golpe de estado contra el Presidente Chávez. Pero luego han tenido batallas y conflictos ente ellos, por diversas razones, y se han ido mermando.
Finalmente, está el grueso, que sí son el poder real, que son funcionarios policiales y militares que actúan de civil y hacen el trabajo sucio, éstos son los más, los que suelen salir en videos de represión contra manifestantes. Por otra parte, también hay funcionarios de las fuerzas de seguridad que están desmovilizados y luego se organizan, o “colectivos de escoltas” que nadie sabe cómo están regulados.
La situación que se genera con estos funcionarios de civil es la que el gobierno instrumentaliza, cabalgando sobre los prejuicios de clase, de raza, y también los ideológicos para sobredimensionar estos actos ilegales de funcionarios de civil y presentarlos como “colectivos” populares leales a la revolución. A esto responde el amarillismo periodístico y de sectores opositores de manera sumamente funcional al gobierno, ya que inmoviliza y llena de pánico a la oposición en general con estos relatos.
Entonces, cuando se habla de colectivos se hace referencia a una mezcla donde hay mucha propaganda partidista y amarillismo periodístico, que tiene una base real de funcionarios policiales y militares que actúan de civil, que hacen el trabajo sucio para el gobierno, y unos escasos grupos de civiles armados en los que hay de todo un poco, algunos politizados, otros no tanto, que pueden servir a cualquier señor, incluyendo algunos sectores que son hampa común.
En síntesis, “colectivo”, en el contexto actual, en el que se le quiere dar el significado de “civiles armados” puede ser cualquier cosa: funcionarios de civil, hampa común, grupos parapoliciales o paramilitares, o una mezcla de todo lo anterior, que pueden hacer mucho daño para luego achacárselo al adversario político, una especie de mercenarios que trabajan para el mejor postor. Pero estos grupos pueden tener también agenda propia. Todo esto en el fondo sin evidencias, ni trabajos serios de investigación, solo quedan en hipótesis y especulaciones, difíciles de generalizar, habría que estudiar casos concretos que obedecerían a circunstancias locales muy específicas.
En la próxima entrega: ¿Cuál es la forma de organización civil armada de los grupos opositores al gobierno?
Publicado originalmente en El Diario.