Policías con licencia para matar en Brasil y Venezuela

Feb 24, 2023 | 0 Comentarios

Fuerzas militares registran a un ciudadano en la favela Ciudad de Dios, en Río de Janeiro
Mauro Pimentel / AFP

Los dos países sudamericanos concentran el mayor número de muertos a manos de las fuerzas del orden

23 de diciembre de 2019

Andy Robinson

Desde los condominios de American Flat Service en la zona sur acomodada de Río de Janeiro, siempre se oían los fuegos artificiales en la favela de Dona Marta, arriba en la montaña, que señalaban la llegada de los últimos envíos de droga para distribuir entre los traficantes. Pero últimamente son otros los estallidos que llegan desde el morro (peñasco) donde está la favela. Son los balazos de las actuaciones armadas de la policía militar.

No se han producido protestas antigubernamentales en Brasil como las que han desatado batallas campales entre manifestantes y policías antidisturbios en los últimos meses en las calles de Santiago de Chile, Quito o La Paz. Pero la cifra de muertes ocasionadas por actuaciones policiales es mucho mayor. Sobre todo cuando se trata de una favela o de un área periférica de las grandes ciudades brasileñas, habitadas principalmente por afrobrasileños, donde la pobreza se ha disparado un 47% desde el 2014.

En las favelas de Río de Janeiro 1.546 personas murieron alcanzadas por los tiros de la policía en las favelas hasta octubre -cinco cada día-, el mayor número de muertos desde 1998. Muchas no tenían relación con el crimen organizado. 21 policías han muerto en tiroteos con las pandillas de narcotraficantes.

GUERRA EN LAS FAVELAS

Cinco personas mueren al día a manos de la policía en Río de Janeiro

En las favelas la represión policial ya es una realidad cotidiana, y aún más desde la llegada al poder en enero de este año de una nueva generación de políticos conservadores de corte autoritario. No sólo en Brasilia, donde el primer aniversario de la toma de posesión de Jair Bolsonaro se celebrará la semana que viene. En Río de Janeiro y São Paulo también los dos gobernadores elegidos hace un año, Wilson Witzel y João Doria, han empleado políticas de mano dura contra los pobres.

Witzel ha tomado al pie de la letra el mantra de Bolsonaro: “Un bandido bueno es un bandido muerto” El exjuez federal, que no esconde su deseo de disputar la presidencia en el 2023, ha dado luz verde a francotiradores policiales en las favelas con licencia para matar incluso desde helicópteros.

En los tiroteos de Río, seis niños habían muerto como consecuencia del fuego cruzado hasta mediados de noviembre, entre ellos Agatha Félix, de ocho años, alcanzada en la espalda por la bala de un policía militar en la favela Complexo do Alemão, lo que provocó protestas. También hubo manifestaciones el mes pasado cuando policías armados entraron en un club de rap funk en una favela de São Paulo y provocaron una estampida y la muerte de nueve jóvenes. Pero tal vez lo que más llama la atención en Brasil es la ausencia de indignación ciudadana ante la muerte de tantos inocentes a manos de la policía.

UN RÉCORD DUDOSO

Venezuela, con menos población que Brasil, le supera en muertos en actos policiales

No deja de ser irónica la propuesta de ley promovida por Eduardo Bolsonaro, el hijo del presidente, de eximir de responsabilidades penales a policías “en caso de que se radicalice la izquierda” y restablecer el decreto A1-5, que estuvo vigente durante los años de la dictadura (1964-1984). Porque si se consideran las draconianas medidas –copiadas del Gobierno boliviano tras el golpe contra Evo Morales– que el Gobierno está dispuesto a adoptar para el caso de una hipotética oleada de protestas, la “licencia para matar” ya existe. “El A1-5 [que supone el poder total para el Ejecutivo y la práctica desaparición del Estado de derecho] y la propuesta de exención penal institucionalizan el autoritarismo visto todos los días en las periferias, que ahora se aplicaría a las protestas”, comenta el columnista afrobrasileño de Folha de São Paulo Thiago Amparo.

Es más, mientras que las duras medidas policiales contra las protestas en Chile, Ecuador y Bolivia no dieron muy buenos resultados políticos–los tres presidentes tuvieron que dar marcha atrás y pactar con los manifestantes–, hay señales en Brasil de que sí.

Según una encuesta publicada en Folha de São Paulo esta semana, la valoración positiva de la población hacia las políticas de seguridad ha subido del 3% al 15% en el ultimo año, una excelente noticia para Bolsonaro tras la fuerte caída de popularidad desde las elecciones de octubre del 2018. Este aumento es más acentuado en los sectores más remunerados de la población de Río de Janeiro. Pese a ello, más de la mitad de los entrevistados –los más pobres– declararon tener miedo de ser blanco de la violencia policial.

MASACRES SILENCIOSAS

“Se trata de masacres por goteo, muertes que no ocupan espacio en los medios”

El endurecimiento de los métodos policiales en las favelas de Río ha coincidido con una caída del 21,5% del numero de homicidios en el estado de Río y del 22% a escala nacional. “La política de seguridad está funcionando en la zona sur. En Copacabana tenemos un guardia en cada esquina y esto reduce el número de atracos”, dijo Carlos Borges, arquitecto de 62 años, frente a unas crepes en un restaurante francés en Copacabana. El ministro de Justicia, Sérgio Moro –el juez que encarceló a Lula da Silva–, ha achacado el descenso a “un esfuerzo mayor” por parte de los gobernadores y del Gobierno federal desde la elección de Bolsonaro. Sin embargo, el descenso del número de homicidios empezó antes.

Pero el cálculo de Witzel y Bolsonaro de que las matanzas en las favelas no pasarán factura política puede ser un error. Borges se mostró “preocupado” por la violencia policial en las favelas y dijo que no votaría a Bolsonaro ni a Witzel. En épocas anteriores el poderoso diario O Globo ha dado su apoyo incondicional a la mano dura en las favelas, sobre todo en los años setenta, cuando el gobernador de izquierdas Leonel Brizola intentó su pacificación mediante pactos con los narcotraficantes y fue vilipendiado por los medios de comunicación. En estos momentos, tanto O Globo como Folha de São Paulo hacen una cobertura bastante crítica de las actuaciones policiales.

Paradójicamente, dada la diferencia ideológica de los dos presidentes, el único otro país sudamericano que puede compararse con Brasil por el uso de la violencia policial contra los barrios pobres en una supuesta guerra contra la delincuencia es Venezuela.

MEDIDAS EXCEPCIONALES

Bolsonaro sopesa copiar a Bolivia y endurecer la ley si hay una oleada de protestas

Según Keymer Ávila, investigador de la Universidad Central de Venezuela, que analiza las estadísticas oficiales, 5.287 personas murieron a manos de la policía venezolana en el 2018. Ávila calcula que 15 venezolanos mueren cada día víctimas de los disparos de la policía. “El número de personas muertas por el Estado en Venezuela es mayor que en Brasil pese a contar con una población siete veces menor”, dijo en declaraciones a La Vanguardia .

Según el análisis de Ávila, durante el 2017 hubo 16 civiles muertos por cada 100.000 habitantes en Venezuela frente a 6,2 en El Salvador, 2,3 en Brasil y 0,3 en Colombia. “Nuestra Constitución considera prioridad la defensa del derecho a la vida y la rendición de cuentas de los policías; sin embargo, nada de esto se aplica”.

En Brasil, los muertos por actuaciones policiales letales en barrios pobres suponen el 7% de los homicidios ocurridos en el país. En Venezuela, esta cifra llega al 33%, calcula Ávila. En Venezuela, 26 civiles pierden la vida por cada agente policial muerto frente, a 100 en El Salvador, 58 en Brasil y 1,2 en Colombia. En Venezuela, según los datos oficiales utilizados en las investigaciones de Ávila, 23.688 personas han muerto a manos de las fuerzas de seguridad del Estado desde el 2010, el 69% de los cuales en los tres últimos años.

“La represión del Estado siempre es política; la seguridad ciudadana sólo sirve como excusa”, dijo Avila en declaraciones a La Vanguardia . “Los casos de Venezuela, seguido del de Brasil, son emblemáticos. Se trata de masacres por goteo, muertes diarias que no ocupan los espacios más privilegiados de los medios de comunicación”.

Publicado originalmente en: La Vanguardia

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