21 de diciembre de 2016
Vanessa Moreno Losada
El fin de semana de terror que vivieron los bolivarenses comenzó el viernes 16 de diciembre, el día en el que los billetes de Bs. 100 perdieron su valor. Ese día, en 12 estados se desencadenaron disturbios que fueron desde protestas hasta saqueos. Sin embargo, en el estado más grande de Venezuela, la alteración del orden político perduró por 72 horas más, con toque de queda incluido.
¿Por qué de 12 estados que mostraron su desagrado con la medida económica, solo el caos tomó a Bolívar? Teorías fueron y vinieron con los rumores: presencia de mafias mineras y carcelarias que se manejan con efectivo, escasez de comida y de gasolina y descontento con políticas de Gobierno.
Mientras el presidente Nicolás Maduro culpa de los disturbios a grupos paramilitares de la derecha organizadas por el diputado Américo di Grazia y el exgobernador Andrés Velásquez, Efecto Cocuyo consultó con el director del Observatorio de Conflictividad Social (Ovcs), un representante de Provea y periodista del estado, un comisario del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que fue jefe de homicidios en la región, un criminólogo y una historiadora para analizar los hechos violentos.
«Lo que ocurrió en Bolívar y otros estados tiene como detonante la decisión del Gobierno de Nicolás Maduro con respecto a los billetes de Bs. 100, quitarle el valor. Es una respuesta frente a medidas irrespetuosas e intransigentes a la tranquilidad de los venezolanos», manifestó Marco Antoncio Ponce del Ovcs.
Agregó que los disturbios de Bolívar pueden repetirse en cualquier estado debido al nivel de descontento con el Gobierno y recordó que en esta entidad se han presentado, hasta octubre de 2016, una cantidad de 509 protestas, mayormente por la falta de servicios básicos y problemas laborales. Esto la ubica en el cuarto lugar entre los estados con mayor conflictividad social.
A la historiadora Margarita López Maya también le parece que esta región es vulnerable a la protesta debido a situaciones económicas y sociales, pues según sus estudios, Bolívar depende del Gobierno central. «Tiene una población obrera importante, tiene desempleo, sicariatos, dificultad en el acceso de la comida. Es una zona donde el sector trabajador está sometido por sindicalistas mafiosos y criminales«, expuso.
Para ella, se llegó a la saturación y se combinó con el descuido de las autoridades. Recordó que en este año se han presentado varias situaciones de saqueos en el país, el más grande conocido como «El Cumanazo«.
«Todo el país es un polvorín, pero hay ciudades que detonan primero por sus circunstancias. Por ejemplo, en Caracas hay mayor abastecimiento, falta menos el agua y la luz y además el Gobierno está pendiente de esta zona porque allí reside», explicó.
López Maya también manifestó que lo ocurrido en Bolívar -los saqueos que dejaron cerca de 500 locales afectados y 1.200 personas sin empleo, además de cinco fallecidos- son producto de un estallido social o estallido de hambre, que puede ser el germen para una rebelión popular, de acuerdo con la historia y las teorías sociales.
«Los disturbios en Bolívar fueron el resultado de la indignación moral. Que luego grupos vandálicos se aprovecharon para eso es otra cosa, pero el brote es por indignación. Molestia porque un Gobierno dejó de cumplir sus funciones y que ha traicionado a la población», afirmó.
Keymer Ávila, criminólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, amplió la explicación de López Maya al apuntar que en el caos los elementos políticos, sociales y económicos de una sociedad pueden intervenir: «En el caos todo el mundo aprovecha y a veces el mismo caos no siempre es espontáneo. Hay actores como políticos, grupos delictivos o empresarios corruptos que pueden intervenir allí y a juro no tienen que tener un interés común», especificó.
Aclaró que para analizar los hechos suscitados en Bolívar, se debe mirar con detenimiento los testimonios de los presentes para determinar si se trató de un estallido social espontáneo o no.
Mafias carcelarias y mineras
Los disturbios en Bolívar comenzaron por el sur y subieron como la espuma. Literalmente. Las primeras ciudades que reportaron escaramuzas fueron Tumeremo, El Callao y Santa Elena de Uairén, pero solo duraron un día. Luego contagiaron a Ciudad Bolívar donde hasta ayer 19 de diciembre hubo conatos de saqueos.
Un comisario del Cicpc, quien estuvo como jefe de la División de Homicidios en el estado durante dos años, explicó que las primeras tres poblaciones son de un único acceso, por lo que para los cuerpos encargados de poner orden a las alteraciones públicas les basta con controlar el ingreso y salida de las localidades y así pueden manejar el revuelo.
También precisó que en estas ciudades, el comercio principal es la minería, una actividad económica que se mueve en efectivo. «Los campamentos de mineros se vieron de manos atadas. Algunos quedan tan alejados de los centros más urbanos que es posible que no hayan tenido tiempo para depositar los billetes», dijo.
Recordó que en el negocio de la minería ilegal se encuentran personas con prontuario policial que huyen de la justicia, por lo que al regresar a las ciudades y ver que perdieron dinero, su reacción fue violenta. Ellos son los que manejan el oro y tienen poder económico.
Duda de que las teorías que señalaban a Vista Hermosa, la cárcel que se encuentra en Ciudad Bolívar y que es dominada por «El Wilmito«, uno de los delincuentes más poderosos del país, como orquestadora del desastre sean ciertas. «Eso es un mito como El Picure, al que todos le echaban la culpa», espetó.
Dijo que las mafias carcelarias tienen vínculos con el Gobierno, quienes habrían movido sus piezas para que el pran y sus secuaces pudieran lavar el dinero de forma legal, al depositarlos en bancos durante el plazo establecido por el Presidente.
«Ciudad Bolívar estaba sin comida, no estaba llegando medicamentos y la poca comida que estaba llegando era importada de Brasil«, argumentó como razones del estallido.
El comisario asomó también que existe una mafia de brasileños cuyo negocio sería el canje de moneda del país caribeño por la moneda venezolana. Una vez que obtienen los bolívares, los usan para aupar la minería ilegal. Esta opera en Santa Elena de Uairén, según sus investigaciones.
El periodista y representante de Provea en el estado Bolívar, Oscar Murillo, maneja todas las razones expuestas por los expertos y asegura que en el estado prevalecen razones sociales y criminales para que se dé un estallido de este tipo. «Yo siento que es algo que se podía esperar y sí creo que Vista Hermosa juega un factor importante porque allí se acumula mucha plata que se quedó fría igual que la de los mineros«, especuló Murillo.
¿Xenofobia?
Parte de los comercios afectados en los saqueos fueron los comercios de los asiáticos. «No creo que sea odio contra ellos, lo que pasa es que en esa zona son puros chinos los que tienen negocios de comestibles y al ser el hambre uno de los detonadores, pues se vuelca sobre ellos la violencia«, apuntó.
Dijo que la cultura asiática es alejada y diferente a la de los venezolanos, lo cual también puede ser una razón de desconfianza.
Por su parte, el comisario del Cicpc explicó que también existe una «mafia de los chinos» que acapara la comida regulada y la contrabandea de Santa Elena de Uairén hasta Brasil y por los ríos de Amazonas hasta Colombia.
«Hemos tenido indignación por colas todo el año, saqueos todo el año. Cada vez se hace más frecuente los pequeños estallidos. Normalmente son focalizados y controlados con rapidez, pero en esta oportunidad no pudieron controlar y se extendió. Si el Gobierno no reacciona con esto, pues parace que no tiene capacidad para afrontar una crisis de esta dimensión», dijo la historiadora López Maya.
Publicado originalmente en: Efecto Cocuyo